7 jun 2008

En el Oeste


En ésta edición de la revista El Grafico se puede ver como Juan Rocchia se le diluye al tal Gonzalez de River.
Ese era el ferro que alcanzando a Boca le iba a dar pelea hasta el final en el metro del ´81, pero al que no le dio la nafta para sacar más puntos que el Boca de un joven Maradona, que se alzaría con el título al finalizar el torneo por solo un punto de ventaja.
Ahora… la camiseta de Ferro es espectacular, para mi una de las más lindas del mundo. A Ferro, de chiquito le tomé un cariño especial, ya que en un pueblo de la llanura Pampeana hay un club que se llama Ferro Carril Oeste, y es donde pasé mi infancia y mi adolescencia, igual que mi viejo y mi abuelo.
Duele la situación en la que se encuentra el club de Caballito, un club que si hubiera seguido con el crecimiento que tubo en los ochenta hoy se mostraría como una institución modelo, pero eso fue, no es y espero que sea.
Por eso y por tener ESA camiseta, soy de Ferro, no importa de donde sea el club.

17 may 2008

Son un Golazo!


Lo que me llamó la atención de la publicidad no es que ya desde hace décadas se hacían éste tipo de cosas, utilizando la imagen de un club de fútbol para vender cualquier cosa, no, eso no.
Sino la dicotomía que se presenta entre los fines para los cuales se vende el producto y el producto en sí. Compren puchos para poder levantar una ciudad dedicada al deporte y la buena salud, eso nomás.

PD: El destino de La Ciudad Deportiva es un post en sí, que algún día saldrá, o no(?)

14 abr 2008

Orgullo Quemero



“Canto en la radio y trabajo en el teatro porque soy Ringo Bonavena. Si no cantaría en el baño de mi casa. A Ringo Bonavena lo hice yo. Estoy abriendo un camino. Ya no es como antes. A los boxeadores los miraban como a locos, a tarados, a borrachos. Ya no somos más gladiadores. Somos artistas” La cita es textual de declaraciones hechas por el homenajeado de hoy, Oscar Natalio Bonavena, Ringo, y, pese a ser expresadas en un contexto puntual (preguntado acerca de sus trabajos en teatro con el Pato Carret y Zulma Faiad, y la grabación de su hit (?) Pío, Pío), el tiempo transformó ese párrafo en toda una definición de Ringo Bonavena.
Mis primeros recuerdos sobre Ringo son posteriores a su muerte. Me acuerdo de reuniones en las que mi viejo y unos cuantos tíos se sentaban a ver boxeo los sábados a la noche y mientras le daban a algún copete empezaban a volar anécdotas y opiniones pugilísticas. Esto habrá sido un poco antes que se cumplieran 10 años de la muerte de Ringo, asesinado en el Mustang Ranch de Reno, Nevada. Decía que me acuerdo de opiniones de los viejos, y estos se dividían en 3 grupos en lo que a Bonavena hacía. Estaban los que consideraban que Bonavena era más personaje que boxeador, y que nunca estuvo cerca del título mundial. Estaban también los que creían que había nacido demasiado temprano, y que 10 años después podría haber sido campeón del mundo. Y estaban, por último, los que lo defendían a muerte y puteaban a la mala suerte y a los pies planos de Ringo, que habían impedido su consagración definitiva.
Bonavena fue ante todo un ídolo, y como tal ha pasado a la historia. Su muerte, violenta y temprana, contribuyó a cimentar aún más un mito que ya existía durante su vida. Fue un muy buen boxeador, probablemente el mejor peso pesado de la historia argentina moderna, aunque esa categoría nunca fue muy fuerte en el país. Tuvo un record más que interesante: 68 peleas, 58 ganadas, 1 empatada y 9 perdidas. Peleó con Muhammad Alí y con Joe Frazier (2 veces con este último), pero a pesar de ser derrotado en esas ocasiones quedó muy bien parado luego de esos combates. Nunca fue noqueado. Aún mantiene el record de entradas vendidas en el Luna Park, cuando derrotó por puntos a Gregorio Peralta y ganó el título argentino (en 1965)
Pero, como decía, Ringo excedió los márgenes del boxeo. El mito lo construyó más allá de los rings. Fue un showman, que cantaba, actuaba en teatro, vendía humo como pocos, y entendía muy bien que el box era un espectáculo, y que como tal, había que saber venderlo. Muhammad Alí dijo de Bonavena que “fue el único rival que habló más que yo antes de una pelea”. En junio de 1966 derrotó al canadiense George Chuvalo en el marco de una eliminatoria mundialista que había organizado la AMB para cubrir la vacante que había dejado Alí cuando le quitaron el título por negarse a combatir en Vietnam. Luego de obtener la victoria en el Madison Square Garden, Bonavena fue al cine y se encontró con Alí a quien le dijo “Vos sos el más grande, vos sos el mejor, pero yo te voy a arrancar la cabeza”.
Así era Bonavena, el tipo que volvía loco a sus rivales, pero que, después de derrotarlos, se preocupaba por su estado de salud, y los invitaba a comer ravioles a su casa. El tipo que tenía un Mercedes Benz, más de 15 inmuebles, varios negocios y había hecho mucha plata. También fue el tipo que compró a la estrella del fútbol local del momento (Daniel Willington) para que jugara en su Huracán.
Y por si fuera poco, Bonavena fue también el tipo al que amasijaron en un puterío, con solo 33 años de edad, y después de haberse movido a la esposa (Sally) del jefe de la matufia del lugar (Joe Conforte). Cabe mencionar que la referida Sally tenía 59 años y era casi lisiada, prácticamente no tenía movilidad propia. A pesar del affaire, nunca quedaron muy claros los motivos de la muerte de Bonavena (seguramente había otros), ni tampoco el por qué de su relación con Sally Conforte.
La nota de la revista…… que ilustra este post es un breve botón de muestra de la personalidad de este Ringo Bonavena al que hemos intentado acercarnos. Bromista, fanfarrón, macanudo, profesional e irresponsable al mismo tiempo, saturado del boxeo, pero no del negocio, y al mismo tiempo muy consciente en lo que al manejo de su carrera se refiere, y con tiempo para barriletear un poco entre la farándula vernácula.
Por último, para todos aquellos que quieran saber un poco más de Oscar Natalio Bonavena, recomiendo el libro “Díganme Ringo”, de Ezequiel Fernández Moores, una muy buena biografía del boxeador símbolo de Parque Patricios y de toda una generación.


Post enviado por Pep

28 mar 2008

Galera y Bastón


En ésta edición la revista Goles nos regalaba un Mini-póster de Ademir da Guia, jugador siempre muy destacado por mi abuelo, que siempre decía que el padre había jugado en Boca, lo cual pude descubrir recién investigando sobre éste, el hijo prodigo, cuya vida se repasa a continuación:

En el barrio carioca de Bangu, cuando aquel muchacho de 7 años, frágil, magro y tímido pasaba, decían: "Es hijo de Domingos, el que acaba de terminar su carrera. Ese chaval talvez sea el único da Guia a no jugar bola, pues sólo piensa en nadar". Y recitaban los nombres de los cracks del clan: Luís Antonio, zaguero banguense de 1912, Ladislau y Mamédio, llegando a Domingos da Guia, el Divino Maestro, pequeño de los hermanos y el más famoso, cuya trayectoria, el Brasil y el resto del mundo conocen muy bien. De hecho, Ademir da Guia, nacido el 3 de abril de 1942, hasta los 10 años sólo pensaba en la piscina, donde conquistaría un trofeo para el Bangu Atlético Clube. Y vendrán los partidillos con los muchachos, y el hijo del Divino Maestro jugaría en un equipo llamado Céres. En 1956, se incorporó al infantil del Bangu, donde se quedaría el año siguiente. Ya inclinado a ser un media-punta, sus ídolos en esa fase eran Dequinha y Rubens, interiores del Flamengo y reservas brasileros en la Copa del Mundo de 54. En el 58, Ademir pasó brevemente por el juvenil de Botafogo y volvió al Bangu, donde esa categoría era entrenada por Elba de Pádua Lima, Tim. A partir de aquí, a los pocos tiempos el hijo de Domingos y Erotildes olvidaría la piscina y se dedicaría al fútbol. Viendo en él elegancia, toque refinado de bola, visión de juego, buen posicionamiento, sentido colectivo y una extrema lealtad - además de la "griffe" del nombre da Guia -, Tim tuvo el feeling de tener entre sus manos una piedra preciosa. Y decidió lapidarla lentamente. Pero Domingos, con el mismo entendimiento sobre el hijo, lo ofreció al Santos, donde Pelé iniciaba su reinado. Pero, por divergencias salariales el joven da Guia no se hizo santista. Y fue campeón juvenil carioca en 1959 con el Bangu. En marzo del 60, su calidad lo llevó a los entrenamientos de preparación del pre-olímpico de la selección amateur brasileña en Pérú, en vista a la Olimpiada de Roma. En el momento de la elección, aunque presentido, fue Gersón quien viajó. Para la suerte de da Guia, Zizinho, el grande Mestre Ziza, asumió la dirección del profesional bangüense y no dudó en titularizarle para vencer en el torneo de Nueva York - batiendo, incluso, el italiano Sampdoria por 4 a 0. En el inicio del año siguiente, antes de volver a Estados Unidos para defender el título, el Bangu jugó en Portugal y España. Es cuando el Barcelona quiso comprar Ademir por 16 mil dólares pero no tuvo respuesta de Bangu. En agosto, Domingos negoció el pase del hijo para el Palmeiras, hecho que provocó una frase blasfematoria de un presidente bangüense: "Vendimos un palo"... Pues, ironía de la suerte, el palo se volvería el mayor ídolo del club del Parque Antarctica de São Paulo. En su primer año de "alviverde", da Guia actuó en los aspirantes e hizo en diciembre su primer amistoso con el primer equipo. En seguida, con el duo del medio campo del Palmeiras, Zequinha - Chinezinho, el mismo de la seleção brasileira que iba al Mundial de Chile, él empezó a jugar con los profesionales. Y en 63, además de consagrarse campeón con los aspirantes, da Guia fue también muy aprovechado en el profesional para ganar el título paulista. Con justicia, en ese año 1963, la prensa lo consideraría el mejor jugador de todo São Paulo. En la época, el refinado conjunto alviverde pasó a ser llamado "Academia". Y no faltó quien dijese que Ademir era lento, confundiendo su estilo de juego cadenciado - pero de largo pasos - con lentitud y pereza. A lo contrario, claro, otros respondían que él parado, hacía más que todos los velocistas que corren inútilmente. Con la salida de Chinezinho, el nº 10, para Italia, las puertas del club se abrieron para Ademir. Y, feliz por jugar al lado de da Guia, el lateral Djalma Santos pasó a llamarle "Divino", lo que era más una definición que un nombre. (Eventualmente, su divinidad era de nacimiento, una herencia paterna). Coronando su llegada el estrellato, da Guia en 64, recibió a su lado un socio, Dudu, volante que con él formara el centro irradiador de talento del equipo paulistana en los 60 y 70. A partir de eso, el Divino fue recordado por los medias de São Paulo para integrar la seleção nacional. Y en el campeonato paulista, la Academia, regida por la técnica de Ademir, se convirtió en la única fuerza capaz de contestar la supremacía del Santos de Pelé. Cuando llego 1965, el mediocampista alviverde celebró victorias del club en los torneos IVº Centenario de Rio de Janeiro y en el Rio-São Paulo. Para él, también fue fiesta estas 6 primeras selecciones con la seleção brasileña, siendo una de ellas con el Palmeiras representando el País y venciendo a Uruguay por 3 a 0 en el estadio Mineirão, bajo las órdenes de Filipo Nuñes - el único técnico extranjero de la selección. Con todo, en ese año, lo que le pasó de mejor para el Divino da Guia fue de conocer una muchacha chilena en una gira del Palmeiras. De verdad, ella le tocó el corazón con la suavidad y la ligereza con que Ademir acostumbraba a tratar la bola. Con el corazón abrasado de amor, fue campeón paulista en 66. Y ganó la Taça Brasil y el torneo Roberto Gomes Pedrosa (Robertão) de 67, cuando se casó por primera vez - unión que le daría 2 hijos, que luego se hermanarían con otro del segundo matrimonio. Aún se llevó otro Robertão (69), los estatales de 72, 74 y 76, el Campeonato Brasileiro de 72 y 73, los torneos Ramón de Carranza (69, 74 y 75), Ciudad de Zaragoza (72) y de Mar Del Plata (72), entre otros. (En 1972, la revista Placar lo distinguió como Bola de Prata). A la seleção, da Guia volvió en 1974 - cuando hizo una media parte contra Polonia, para el 3º lugar del Mundial de Alemania - y en 76, completando así 12 selecciones con la camiseta canarinha. A los 33 años, quería jugar cuatro años más. Pues, estaba en forma, tonificado y se aplicaba en los aspectos físicos. Fue, cuando en 1975, en un amistoso en Manaus, de repente a Ademir, le faltó aire. Luego, sufriría otros tormentos respiratorios que le debilitarían. En 76, ya libre de pase, el media-punta recibió ofertas de Corinthians, Guarani y del Monterrey mexicano, pero prefirió continuar con el Palmeiras. Finalmente, sintiéndose mal otra vez en septiembre del 77, en un partido contra el Corinthians, el Divino capitán palmeirense pidió salir a la media parte y desde entonces jamás volvió a actuar como profesional. A lo largo de su carrera, había jugado 866 partidos y marcado 153 goles. Con el fin de la Era Ademir acabaría la Academia que encantó 12 años de vida. Y en los estadios, a escala universal, hay una certeza, es que nadie demostró más elegancia que ese crack del toque de bola. Por eso, él es poema ("Ademir da Guia") de João Cabral de Melo Neto - un nombre de la literatura brasileña -, estatua en la sede del Palmeiras, memoria merecida dentro y fuera de Brasil. Sobre da Guia, se ha escrito en Cádiz: "Es una especia de violinista que muestra una sonrisa de una suavidad desconocida en el fútbol de hoy". Así, no es exagerado afirmar que el Divino Ademir fue - en todos los tiempos - quien más acercó ese espectáculo artístico y esportivo apasionante de la danza, de la música y de la escultura.


Nota: Este texto es uno de los capítulos del libro de Antonio Falcão, "Os Artistas do Futebol Brasileiro"


20 mar 2008

Arriba Argentinos



En esta ocasión el homenajeado es la AAAJ, que como se ve en las imágenes obtuvo una buena victoria como local ante los otros de rojo, los de Avellaneda.
En éstas épocas parece que ya se hablaba de la intención de buen juego que pondera la gente del bicho, ya que con mucho fútbol por abajo, toque de pelota y efectividad lograba vencer a Independiente, que a pesar de contar con un hombre mas casi todo el segundo tiempo por expulsión de Iglesias, no halló las armas para vulnerar el orden de los de la Paternal.
Nota 1: En la imagen de abajo, en la nota “No fue semana para Diablos” encontramos al abuelo del que hace los títulos del Pasquin(?)
Nota 2: Post dedicado al amigo Juan Ignacio en el día de su cumpleaños.

26 feb 2008

Me das cada día Más....



Pinino, como le decían en su infancia, nació en Villa Ballester el 29 de agosto de 1946.

A los 17 años se puso la 11 de River, convirtiéndose en un símbolo de la banda, donde disputó 382 partidos y metió 199 goles, un animal.

Paradojicamente, no pudo terminar su carrera en la entidad de Nuñez, tal cual era su deseo, y tubo que colgar los botines en Boca, si en Boca pero de Coronel Suarez.

En ésta nota de Goles, se lo ve feliz disfrutando en familia, sin saber, por ese entonces que tendría un hijo, futbolista también, que heredaría su apodo, no así su talento(?)

21 ene 2008

La Verdad de la Milanesa


Esta nota de la revista Goles nos presenta todo el Run-run de un episodio raro en el futbol, pero a la vez esperable del Toto Lorenzo.
Se destaca:
.El sentimiento de lástima del cronista y el bajón que parece haber pegado el bueno de Biasutto.
.La forma en que el periodista pincha al Dr. Gioiosa para que tire alguna bomba
.La última respuesta de Lorenzo.

Una lástima que falta la hoja en la que daban su perspectiva los directivos xeneizes, sobre un asunto que por esos años sacudió al Mundo Boca